El concerto grosso fue la forma de música instrumental más importante del barroco. En él, un grupo reducido de solistas (concertino) se opone al tutti orquestal del ripieno. Este tipo de contraste se daba en las antiguas canzonas de sonar, y en las primeras sonatas y sinfonías. Los compositores franceses en cambio, preferían oponer al conjunto orquestal un pequeño trío de vientos, que continuaría en el tercer movimiento (scherzo) de la sinfonía clásica. El contraste entre ambas agrupaciones puede asemejarse con el choque de luces y sombras de la pintura del barroco, y en cuanto a la musica deriva de los coros contrapuestos de la iglesia de San Marcos de Venecia, que oirían los contrapuntos dinámicos de los Gabrielli. Esta contraposición llevó primero a la instalación de una especie de terrazas sonoras de distintas intensidades, como preguntas y respuestas entre el concertino y el ripieno, para luego abstraerse en la oposición de temas musicales que conforma la sonata, base de las formas instrumentales clásicas.
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