La Flauta Dulce




Adquirió gran popularidad durante los siglos XVI y XVII. Por ejemplo, a la muerte de Enrique VIII en 1547, un inventario de sus posesiones incluía 78 flautas dulces. También existen numerosas referencias al instrumento en la literatura de la época, a través de escritores como William Shakespeare, Samuel Pepys o John Milton. De este período sobreviven varios instrumentos, incluyendo una colección completa en Nuremberg, originaria del Siglo XVI, y todavía en condiciones de ser utilizada. Las flautas dulces renacentistas tienen una construcción y sonido diferentes a las que se usan habitualmente en la actualidad. El cuerpo del instrumento es más ancho, y el sonido resultante, especialmente en las notas graves, es más lleno y cálido. La emisión de aire necesaria es mayor, y tienen menor tesitura que los modelos posteriores. El uso de flautas dulces renacentistas está limitado actualmente a conjuntos de música de la época.

En el Siglo XVII se produjeron varios cambios en la construcción del instrumento, resultando en lo que se conoce como "flauta dulce barroca" . Las innovaciones permitieron una tesitura de dos octavas cromáticas, y la obtención de un timbre más "dulce" que los modelos anteriores. Durante el Siglo XVII, en forma algo confusa, el instrumento es a menudo referenciado simplemente como "Flauta" (Flauto en italiano), mientras que la flauta travesera es llamada "Traverso". Para esta flauta dulce fue que Bach escribió su 4º Concierto brandenburgués en Sol mayor, a pesar de que Thurston Dart sugirió erróneamente que fue escrito para flageolets. Realmente, Bach escribió esta obra para dos "flauti d''echo", o flautas de eco, un ejemplo de las cuales sobrevive hasta hoy en Leipzig. Consiste en dos flautas dulces en fa, conectadas por pestañas de cuero, de forma que una de ellas se usa para tocar "forte”, la otra "piano". Antonio Vivaldi escribió tres conciertos para "flautino", un instrumento que se pensaba correspondía al piccolo. Actualmente se acepta que en realidad, se trataba de la flauta dulce sopranino. El uso del instrumento declinó después del Siglo XVIII. Gluck impulsó una de sus últimas apariciones en la ópera Orfeo y Eurídice. Durante la época romántica, la flauta dulce fue totalmente desplazada por la flauta travesera y el clarinete.

La música antigua, dedicada al repertorio de los siglos XIII al XVIII, tuvo su origen en nuestro país en 1954, con el nacimiento del Conjunto de Música Antigua que, seis años más tarde, se integró a la Pontificia Universidad Católica de Chile. Este hecho contribuyó así a la proyección de la Universidad en la vida cultural nacional y en el extranjero, permitió incrementar su fondo de partituras, libros e instrumentos, influyó decisivamente en el nacimiento de su Instituto de Música, y posibilitó el posterior desarrollo de la investigación musical universitaria. El movimiento de música antigua en Chile ocupó además un lugar de vanguardia en el ámbito latinoamericano, por lo que ha influido poderosamente en la aparición de nuevos conjuntos dedicados a este repertorio.

Agrupaciones de instrumentos antiguos como ésta, comparables a la de las naciones europeas, no sólo no habían existido en nuestro país hasta ese momento, sino que eran prácticamente inexistentes en todo el continente latinoamericano. Entre sus integrantes, cabe señalar que Rolf Alexander, su primer director, era un bailarín suizo y además un buen tañedor de instrumentos antiguos, en particular de viola da gamba. La griega Mirka Stratigopoulou era bailarina del Ballet Municipal e intérprete de flauta dulce. El alemán Kurt Rottman era ejecutante de laúd y Juana Subercaseaux, una joven chilena que venía llegando al país luego de hacer sus estudios en Inglaterra, interpretaba las violas da gamba.


Fuentes: http://riie.com.ar/?a=51425 http://www.portaldearte.cl/agenda/musica/2004/vi_ciclo.htm

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